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Temor a nadar

Se requiere de mucha destreza para aprender a nadar. Pero presenta la oportunidad de disfrutar de muchos placeres, como el esqui acuático, el deslizarse con el oleaje y las zambullidas. También suministra el mejor de los ejercicios. Y lo libra a uno de no saber qué hacer cuando se está en el agua, lo cual hasta puede salvarle la vida.

Les cuento que le tengo pavor al agua de mar y rios. Pero eso tiene su historia. Resulta que mi madre no dejó que ninguno de sus hijos fueran al rio a bañarse. Nosotros vivíamos a media milla del rio Yaque, y de vez en cuando se ahogaba uno que otro muchacho. Asi que mi madre tenía miedo que fuéramos al rio y nos ahogáramos. Dos de mis hermanos mayores, aún asi, se iban al rio y se bañaban, pero luego se exponían al sol por un buen rato, para asi llegar secos a la casa. Sin embargo nunca hice eso. Solamente me quedé con el temor de entrar al agua y patalear en ella.

De tal forma que nunca aprendí a nadar por temor. Y realmente el temor al agua, y el dominar el arte mismo, es el obstáculo principal cuando quiere aprender a nadar. El nadar es bastante fácil, porque el cuerpo humano tiene flotabilidad y permanece a flote. De modo que el nadar simplemente es asunto de utilizar los brazos y las piernas como remos para que el cuerpo avance.

Pero cuando se le tiene miedo al agua y cae en ella, uno se inquieta y empieza hacer movimientos bruscos y sin ningún sentido. Impulsivamente uno tiende hacer todo lo contrario, supuestamente para no hundirse y precisamente uno se hunde y se bebe un truck de agua.

Relato esto para que noten que en muchos casos los temores de los padres se transmiten a los hijos. En mi caso, el temor de mi madre a bañarse en el mar o el rio, me lo transmitió a mi. Sin embargo, no le he pasado mi temor a mis hijos. A ellos les encanta nadar y disfrutar de un dia de playa. Y usted, amigo, ¿sabe nadar? ¿saben nadar sus hijos? ¿le tiene miedo al agua?

Quisqueya, en un eventual sismo

Desde que ocurrió el terremoto en Haití, la población dominicana no duerme traquila. Mucha de nuestra gente vive  inquieta creyendo que en cualquier momento la casa le puede venir encima. Y para colmo de males, algunos geólogos asegurán que la República Dominicana en cualquier momento puede casi desaparecer, fruto de la falla de Milwaukee.

Me parece que esta información hay que manejarla con más cuidado, para no crear pánico entre la población. Los terremotos no son como los huracanes, los cuales se le puede seguir su trayectoria y medir la fuerzas de sus vientos. Desde que tengo uso de razón estoy oyendo sobre la falla de Milwaukee. Cabe la posibilidad que  ocurra un terremoto de grandes proporciones, pero nadie puede precisar fecha; puede ser mañana o dentro de quinientos años o que nunca pase nada.

Lo que sí me llamó a la atención es lo que dijo el director del CEO, el general Juan Manuel Méndez, de que los organismos de socorro están preparados para un eventual sismo. Conociendo cómo son las cosas en nuestro pais, dudo mucho de tal preparación. Afortunadamente en los últimas décadas, no hemos tenido sismos en gran escala. No tenemos experiencia manejando esas situaciones. Además, cuando pasó el terremoto en Haití, a pesar de la cercanía, aún semanas después, todavia estaban usando ceguetas para cortar piernas y sin anestesia.  Y si el CEO está preparado para un eventual sismo, ¿por qué no prestó más ayuda en Haití, llevando los utensilios necesarios para hacer operaciones?

Si ocurriera un terremoto de gran escala, sí haria mucho daño. Las autoridades gubernamentales casi lo único que pueden hacer es  implementar más regulaciones y códigos de construccion respecto a lo que se construya de ahora en adelante. Es muy poco lo que puede hacerse con lo que está hecho. Lo que sería muy sabio es que las autorides  revisaran las escuelas públicas y las reforzarán, porque en un terremoto los niños son muy vulnerables y su muerte causan mucho dolor.

Nuestra gente no debe paralizarse esperando algo que quizás nunca ocurra. Nadie puede precisar fecha ni hora en un terremoto. Nadie sabe en qué lugar estará en un eventual terremoto, asi que preocuparnos por algo que no podemos controlar es inútil. Cuando uno se monta en un avión, éste se puede caer, pero no por ello dejamos de viajar. Nosotros somos como una vela encendida que de un soplo se apaga. Pero mientras tengamos llama, seguimos alumbrando. ¿Que les parece?

Vivencias escolares

Todos tenemos buenos y malos recuerdos de nuestros años escolares. No me quejo, pues fui un estudiante sobresaliente, aunque no pude ir a la universidad para hacer una carrera. Me gustaba mucho la psicología. Para mi siempre ha sido muy interesante el comportamiento humano, de ahí  que a veces indago en este blog, el por qué de las cosas y de las personas.

Recuerdo como ahora, que todos los viernes habia una materia-no recuerdo cómo se llamaba-en la cual la maestra exigía que cada alumno cantara o recitara un poema. Siempre me negué a cantar, lo más que hice fue recitar"los zapatitos me aprietan, las medias me dan calor". Eso lo más que hice para quitarme la profesora de encima.

Pero eso es algo que nunca le vi sentido. ¿Como un profesor estaba exigiendo a su alumnado que cantara? No todos tenemos la habilidad de cantar ni de hacer una poesía. Para cantar no solo basta el deseo. Hay que tener voz y entonación. Es igual que pintar, la cual requiere cierta habilidad para hacerlo.

A veces me asombro cuando algunos merengueros dicen que ellos formaban parte del coro de una iglesia. Y asombra porque algunos no cantan bien. Es bien conocido que para cantar merengue no hay que saber cantar, sino balbuciar. Está el caso de Musiquito. El mismo decia que el no sabia cantar, sin embargo cantaba. Quizas el director de la orquesta lo animó a cantar. Como Musiquito hay muchos que se paran delante de una orquesta a cantar, pasando por alto que el canto es un arte, un don que pocos poseen. Y ustedes amigos, ¿llegaron a cantar en la escuela?

El derrumbe moral hospitalario

La sociedad actual sufre un vacio de valores y se encuentra fragmentada en muchos estilos de vida. Anteriormente la gente tenía muy claro lo que estaba bien y qué estaba mal, qué era moral y qué era inmoral, qué era honroso y qué era deshonroso y en la actualidad todavia hay muchas personas que saben hacer esta distinción.

Vivimos en un tiempo donde impera el comercialismo, la plata, el dinero. Si para sobrevivir tienen que engañar, pues, se engaña o se miente; sin importar cuanto afecte al prójimo. De ahí que cuando vamos a una tienda para comprar un artículo, el vendedor trata de engatuzarnos, aprovechando nuestra ignorancia para que compremos algo que no necesitamos o que no vale la pena adquirirlo.

Un amigo me contó que en una ocación el tuvo que internarse en una clínica de rehabilitacion, en la cual le ayudarian a caminar por medio de ejercitarle los músculos. Diariamente una indú le daba terapia, pero el no veia mejoria, hasta que un dia una amiga lo visitó y le señaló que hiciera una serie de ejercicios para que nuevamente pudiera caminar y asi el médico le diera de alta. Pues bien, el tipo se llevó del consejo y a la siguiente semana ya estaba en su casa.

El punto es que la mujer que le daba la terapia no está interesada en que él se recupere pronto, porque pierde un  costumer, perdón, un paciente. En los centros hospitalarios privados no somos pacientes, sino clientes. Eso es asi, porque los centros de salud tienen muchos gastos por cubrir y necesitan tener la mayor cantidad de personas internadas para sufragar costos. De ahí que sea tan costoso pisar la puerta de un hospital. Es lamentable que la humanidad haya caido en esa inmoralidad, si se le puede llamar asi. Y usted amigo(a) ¿qué le parece el concepto?