Ya es una tradición del pueblo americano que los que no asisten al estadio, se quedan en la casa viéndolo por tv mientras disfrutan de una buena cena y bebida para la ocasión. Incluso mucha gente que el resto del año no ve ningún partido y otros que tampoco entienden la dinámica del juego; esa noche están ahí frente a la tv mientras comen juntos a familiares y amistades.
Y claro la publicidad hace de las suyas. Por años se ha usado la ocasión del Super Bowl para presentar los mejores comerciales preparados para esa ocasión. La pasada de los comerciales cada año van en aumento. Para este año cada comercial que pase en un tiempo de treinta segundos, costará 4 millones. Y hay empresas que siempre están dispuestas a pagar esa cantidad creyendo que es una buena inversión.
Es indudable que millones de personas ven esos comerciales, pero mi duda es cuan efectivo son los comerciales en la mente de los observadores. Por ejemplo si veo un comercial de la Coca Cola, por muy bien sensacional y cautivante que sea, no va a cambiar mi gusto por la Pepsi. Igual pasa con los carros, no importa cuan bueno sea el comercial de un carro americano, no va a cambiar mi inclinación por los carros japoneses. Y todo eso ocurre en tan solo 30 segundos.
Muchos de nosotros tenemos cierta preferencia y cambiarle en tan poco tiempo no es tan fácil como los publicistas y algunas empresas piensan. Además es difícil medir la reacción de las personas que están en sus casas viendo el juego. Quizas se pudiera comparar la publicidad del Super Tazón a como cuando uno está viendo a Miss Universo, el la cual uno ve a las finalistas que son supuestamente las mujeres más bella del mundo, uno las ve y sí que son bellas, pero todo se queda en una observación.
Yo más creo en la publicidad constante y repetitiva, donde el televidente astutamente lo bombardean con el mismo comercial vez tras vez, hasta que lo convencen y logran cambiar su preferencia que un solo comercial de 30 segundos.
