Todos los años en la semana santa los diferentes canales de televisión presentan documentales y películas sobre la biblia, en particular sobre la vida de Jesús; así como los milagros que se relatan en la Biblia.
En realidad el que ve esos documentales termina más confundido y desorientado que informado. Y la razón es que buscan expertos, como doctos y arqueólogos que tratan de dar una explicación humana a los sucesos que se relatan en ella.
Por ejemplo muchos de esos expertos no se explican de donde Jesús obtuvo tanta sabiduría. Algunos argumentan que Jesús debió asistir a alguna escuela rabínica, que hoy en día seria una universidad teológica. Pero no hay base ni información que apoyen esa teoría. Para Jesús seria muy difícil asistir a una de esas escuelas, dado que Maria y José eran demasiado pobres para mandar a estudiar a su hijo. Y la biblia no dice nada al respecto.
De tal manera que la respuestas más acertada para saber de dónde obtuvo tanta sapiencia es ver a Jesús en la perspectiva correcta. No verlo como un simple humano, sino verlo como lo presenta la Palabra de Dios, el hijo celestial de Dios, enviado a la tierra para un propósito o plan divino. Así que como hijo de Dios que existía antes en los cielos, ya el contaba con la sabiduría necesaria, sin necesidad de ir a ninguna escuela rabínica.
Igual pasa con los milagros que él hizo. No se puede buscarle ninguna explicación humana a los milagros que el ejecutó. Y no hay razón para romperse la cabeza buscándole una explicación científica y humana, porque eso escapa a nuestros sentidos. Además, si aceptamos y creemos que Jesús es el hijo de Dios enviado a la tierra, aceptaremos que también tenia poderes dado por su Padre Celestial, para hacer milagros, como curar ciegos, mancos y cojos.
Las cosas de Dios son muy profundas para nosotros entenderlas y más si pasaron miles de años. Para la sabiduría de Dios nosotros somos unos bebes. Sencillamente él es nuestro Creador y hacedor, el amo del universo. Y no tenemos la capacidad para cuestionarle su creación. Y aunque hemos avanzado mucho en el campo científico y tecnológico, todavía estamos en pañales para creernos con la capacidad de buscarle explicaciones a cosas que él hizo en el pasado. Así a cómo Jesús fue transferido de la vida en el cielo a la tierra.
En el Éxodo se relata que en una ocasión Moises le pidió a Dios que quería ver su rostro. Una pregunta un tanto ingenua de parte de Moises, por eso Dios le contestó que ningún hombre podía ver su rostro y seguir viviendo. Es como querer estar dentro del núcleo del sol para tomarle la temperatura.
ResponderEliminarAsí que nuestro Dios es como el viento - para decir algo simple - que no podemos ver, pero sí sentimos su fuerza y poder. No vemos ni el viento ni la electricidad pero sí vemos y sentimos sus efectos, ya sean positivos o negativos.
Así que tal como no podemos ver al sol o estar cerca de el, mucho menos podemos ver a Aquel que creó el sol, que es Todopoderoso. Y tampoco podemos ponerle limites a Dios sobre cómo el hizo las cosas ni cuestionarle lo creado.
ResponderEliminarTan solo somos un simple punto en el universo; un universo que hasta ahora nadie sabe cuando empezó y si tiene fin y dónde se encuentra ese fin, si acaso existe.
Hola Rafa,
ResponderEliminarYo me atrevo a decir que las cosas de Dios son como nosotras las mujeres...Maravillosas y poco entendibles.
Ningún hombre podrá entender completamente a una mujer, del mismo modo sería imposible entender las cosas del creador.
Amarlas y aceptarlas siempre. Entenderlas? Nunca!
Salu2