En una ocacion, el padre Alberto estaba recibiendo gente para confesarse. Llegó una señora muy congojada, muy triste. La señora dijo: padre... hace varios meses cometí adulterio. Estoy sumamente arrepentida, pero mi esposo no me cree y no quiere perdonarme. ¿Usted cree que Dios me comprenda y me perdone?
El padre Alberto le responde: Hija, yo no sé si el Señor Dios te comprenda y te perdone. Pero yo sí te comprendo y te perdono. Yo sé que eres una mujer; y sé lo que hay... debajo de tu falda. Vete en paz, hija mia, y no se lo cuentes a nadie.
El padre Alberto le responde: Hija, yo no sé si el Señor Dios te comprenda y te perdone. Pero yo sí te comprendo y te perdono. Yo sé que eres una mujer; y sé lo que hay... debajo de tu falda. Vete en paz, hija mia, y no se lo cuentes a nadie.
pero bueno ya deje ese hombre quieto.que todo no puede cogerse a relajos.porque usted tambien no se monta una iglesia en vez de estar escribienod pendejadas.
ResponderEliminaratte la sotana