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¡ Ya es verano!

En el este de Estados Unidos, el pasado invierno fue brutal. Los fuertes vientos helados asi como las grandes cantidades de pulgadas de nieve, hicieron del  invierno muy pesado. En mi caso tuve que quitar mucha nieve tanto de la acera asi como del patio de mi casa. ¡Qué agotador trabajo!

Pero bueno, ya empezó el verano y dejamos el frio atrás por uno tres meses. Pero, ¡me encanta el verano! Pero ojo, dije que me encanta el verano, pero no el calor extremo. ¿Por qué? Soy caribeño y como tal crecí en un pais tropical. El clima se presta para hacer muchas actividades al aire ilbre.

Por el contrario,  en New York, New Jersey y PA, el invierno es muy crudo. Se hace noche muy temprano. Cuando uno sale del trabajo - despúes de las cuatro pm ya es de noche. Ya no inspira salir a dar una vuelta a menos que sea una necesidad. Por la mañana, camino al trabajo,  uno siente que el frio se le penetra hasta los huesos. Sin mencionar el problema de la nieve o el hielo.

En cambio el verano es diferente. Los dias son más largos. Uno llega a la casa, come, se baña y todavia puede ir a un parque con los muchachos a montar bicicleta, mientras uno se come un rico helado de piña. En verano  se puede ir a la playa. También se puede invitar a los amigos a una parrillada en el patio.

Siempre y cuando la temperatura esté por debajo de los noventa y la humedad baja, el calor se hace tolerable. Hay que saber tomar lo positivo de cada estación. Y es innegable que el verano nos brinda la oportunidad de hacer muchas actividades al aire libre. Claro que a veces  viene una ola de calor que dura varios dias, pero en esos casos cuando llego del trabajo me la paso en mi casa con el aire acondicionado. Si trabajara en la calle vendiendo hot dog, otra fuera la historia. 

Con el pasar del tiempo he aprendido a valorar cada estación del año. El invierno asi como el verano tiene sus pros y sus contra. Pero no me gustaria vivir en un sitio en el cual casi todo el año es frio. Por ejemplo en Alaska la ausencia del sol y la temperatura tan baja casi todo el año, hace que mucha gente viva depresiva. Y es que en el mundo que vivimos nada es perfecto ni completo. Hay que aprender aceptar las cosas como Dios la hizo. No se puede luchar ni cambiar lo que el Señor ha creado.

¡Lo que hace el fútbol!

Damas y caballeros ¡Ya empezó la fiebre del fútbol! Por todo un mes solo se estará hablando del bendito fútbol. Claro los paises caribeños estarán muy ajeno a la Copa Mundial, porque no es su deporte favorito, pero en Sudámerica  y Europa el fútbol es el deporte rey.

Antes no entendia ni le veia emoción al fútbol, pero cuando uno entiende las reglas del juego le puede encontrar  sentido. A diferencia del béisbol, en el fútbol la pelota siempre está en movimiento. Nadie la puede tener en la mano. Más bien está en el terreno andando de un jugador a otro. La meta es meter la pelota en el canasto para anotar un gol. 

El fútbol genera mucha pasión y fanatismo. Quizás porque la mayoria que lo siguen jugaron fútbol en la escuela. Paises como Colombia, Ecuador, México, Argentina, Chile, sólo para mencionar unos cuantos paises, tienen la tradición del juego desde que están chicos. Por eso le conocen la técnica al partido.

Tengo una amiga dominicana que está casada con un español fanático del fútbol. Ella me cuenta que cuando se celebra la copa mundial, ella se queda sin marido todo un mes. El español solo está interesado en ver todos los juegos. Cada vez que se le celebra la Copa Mundial el español pierde el trabajo. En ese tiempo tampoco hay sexo.
Mi amiga sabe que desde el  11 de  junio hasta julio no tendrá marido. Y todo por la fiebre del deporte rey.

¿Hay que sacrificarse siempre por los hijos?

Hace más de un mes tuve el grato placer de encontrarme con una amiga que tenia mucho tiempo que no la veía. En el encuentro fortuito, me contó que tenia dos niñas y que la relación con su esposo no marcha muy bien.

Me relató que antes de tener los hijos, habian rentado un apartamento pequeño, con un solo dormitorio. Estaban a gusto donde vivían, porque era un sitio tranquilo y residencial, pero lo mejor era que pagaban muy, muy poco de renta.

Cuando les nació la primera hija, el apartamento ya no era muy práctico por su tamaño, pero por la baja renta continuaron en el. Dos años más tarde por accidente les nació la segunda niña. Entonces decidieron que era hora de mudarse a un apartamento  con dos dormitorios.

Desgraciadamente ellos habian invertido sus ahorro en un negocio, sin embargo, el negocio se fue a pique y perdieron la inversión. Y para hacer la situación más critica, perdieron el trabajo. De tal forma que postergaron la mudanza para más adelante.

Pero lo controversial es que su esposo decidió dejarle el único dormitorio que tienen a sus hijas - de cuatro y seis años respectivamente - y ellos dormir en un sofa-cama que tienen en la sala.
Ella trató de razonar con el, pero todo fue inútil. El dice que por los hijos hay que hacer sacrificios. Asi que ellos duermen en la sala y las niñas en la privacidad de su dormitorio.

Desde que están hospedado en la sala, ella me cuenta que no puede concentrarse cuando está en la intimidad con su esposo. Siente miedo que sus hijas de repente se levanten y abran la puerta y los vea en plena acción sexual. Por eso se le quitado el deseo de estar con su esposo. Por su parte, su esposo está molesto por la negativa de ella de hacer el amor. Asi que en el hogar se respira un aire de insatisfación y desavenencia.

Por los hijos uno debe sacrificarse. Por ejemplo, si me encontro en una situación hipotética, en la cual estoy con ellos y no hay comida; si encuentro un pedazo de pan, se lo ofrezco a ellos primero aunque me quede con hambre. Igual me quitaría mi abrigo para que ellos se cubrieran.

Pero en este caso, no veo la necesidad de ningún sacrificio. La privacidad es primordial en un matrimonio. La intimidad, más si es una pareja jóven, es muy saludable. Para disfrutar a plenitud de la sexualidad, la pareja debe entregarse de cuerpo y mente. Pero para eso necesita las condiciones precisas para que eso se logre.

A cualquiera se le caeria la cara de la verguenza, si los hijos los viera teniendo sexo con su pareja.  No sé cómo ellos interpretarian ver a su madre gimiendo de placer mientras al mismo tiempo ven a su padre encima de su madre en algo que pareceria una pelea en la cama. Y lo peor es que después ellos quieran practicar con su hermanita lo que observaron en el dormitorio de sus padres.

Repito que ese tipo de sacrificio no va conmigo. Además pienso que si la pareja se lleva bien esa felicidad va a redundar en los hijos. Por el contrario, si los padres tienen problemas entre sí, eso se va a reflejar de alguna forma en los hijos. ¿Que piensan ustedes? ¿Dormirian en la sala o el dormitorio?

Mensajes equivocados

Desde muy pequeño  enfermaba mucho. Incluso estuve hospitalizado una semana. De toda esa experiencia, se me quedó un temor a las inyecciones. Los inyectores y las agujas en esos tiempos eran pavorosos. Eran grandes; las agujas eran más gruesas que las actuales.

Recuerdo que en los años setentas iban de casa en casa vacunando contra el tétano, sarampióm, viruela y demás enfermedades, pero yo me escondiá debajo de la cama. De tal forma evadí que me vacunaran y también me expuse ante las enfermedades.

Pero, ¿De donde viene el miedo? Bueno, nuestros padres en su ingenuidad, para que los niños comieran le decian que lo hicieran para evitar que lo inyectaran. ¿Cuál es el mensaje? Debes de comer, porque si lo hace el castigo es inyectarte y eso duele.

Otro tanto pasaba cuando los niños no querian cepillarse o comian muchos dulces. ¿Que le decian los padres? No comas tantos caramelos o cepíllate bien, si no haces caso te llevaré al dentista. El mensaje es obvio. Pero es una bobada, pues aunque uno se cepille bien y tenga una buena higiene bucal eso no quita la necesidad de ir al dentista para una limpieza ect.

Todos en una ocación u otra tendremos que ir al consultorio de un dentista, a un médico u hospital. Asi que los padres nunca  deben de usar a estas personas para provocarle miedo a los muchachos. Todavia, a mis cuarenta y tantos que tengo, cuando me ponen una inyección, siento un poco de miedo, a pesar que las inyecciones de ahora son muy pequeñas y el pinchazo casi no se siente. Pero eso ya está en el cerebro. 

Nuestros padres lo hacian con buenas intenciones, pero eso hacia mucho daño. No era funcional, al final no se lograba nada. Solo dejaba miedo. Un temor que lo lleva hasta la vejez. Padres estén seguros que enseñanzas le están dando a sus hijos y que mensajes están ellos recibiendo.