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Reconquistando al marido


En la antigua Asia una mujer buscó a un sabio con el fin de que le hiciese una pócima para reconquistar al marido. Este había regresado de la guerra después de meses y no quería saber nada con ella. El sabio le pidió que consiguiese un pelo de tigre salvaje. La mujer, decidida a recuperar al marido, se dirigió al campo y ubicó al tigre. Diaramente le llevaba un trozo de carne. Al comienzo el tigre no permitía que la mujer se le acercase, pero ella fue aproximándosele poco a poco. Un tiempo después la mujer pudo darle la carne y quedarse junto a él, hasta que un día, cuando el animal estaba durmiendo, le sacó el pelo que necesitaba y se fue donde el sabio. La mujer le pidió la pócima, pero el sabio le respondió sonriendo : 'Mujer ya no la necesitas. Si has logrado conquistar con amor y paciencia a un tigre feroz, igualmente podrás reconquistar a tu marido' "
(del libro El camino del Líder -David Fishman)
-Cuál es la lección?

La piedra en el camino

LA PIEDRA EN EL CAMINO.
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Luego se escondió para ver si alguien quitaba la tremenda roca.
Algunos de los comerciantes más adinerados del reino y varios cortesanos pasaron por el camino y simplemente le dieron una vuelta; muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del camino.
Entonces llegó un campesino que llevaba una carga de verduras. Al aproximarse a la roca, puso su carga en el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, pudo lograrlo.
Mientras recogía su carga de vegetales, notó una cartera en el piso, justo donde había estado la roca. La cartera contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que el oro era para la persona que removiera la piedra del camino.
El campesino sabía lo que los otros nunca entendieron: “Cada obstáculo presenta una oportunidad para mejorar tu condición”.
Si alguna vez caes, levántate y sigue adelante

Carta de un hijo a su padre

LO SIENTO MUCHO PAPA
Lo siento mucho papá, porque creo que ésta es la última vez que me podré dirigir a ti. En serio lo siento. Es tiempo de que sepas la verdad. Voy a ser breve y claro: la droga me mató, papá.
Conocí a mi asesino a eso de los 15 o 16 años de edad. Es horrible ¿Sabes cómo fue?. Un ciudadano elegantemente vestido, muy elegantemente y que se expresaba muy bien, me presentó a mi futuro asesino: la droga.
Yo intenté rechazarla, de veras lo intenté, pero este señor se metió en mi dignidad, diciéndome que yo no era hombre. No es necesario que diga nada más, ingresé al mundo de las drogas.
No hacía nada sin que las drogas estuvieran presentes. Yo me sentía más que las demás personas, y la droga, mi enemiga, sonreía...
¿Sabes papá? cuando uno comienza, encuentra todo ridículo y muy divertido. Incluso a Dios lo encontraba ridículo.
Hoy, en este hospital, reconozco que Dios es lo más importante en el mundo, sé que sin su ayuda no estaría escribiendo lo que escribo.
Papá, no vas a creerlo, pero la vida de un drogadicto es terrible, y todos los jóvenes deben saberlo para no entrar en eso.
Ya no puedo dar tres pasos sin cansarme. Los médicos me dicen que me voy a curar, pero cuando salen del cuarto, mueven la cabeza.
Papá, sólo tengo 19 años y sé que no tengo chance de vivir. Es muy tarde para mí, pero tengo un último pedido para hacerte:
HABLA CON TODOS LOS JÓVENES QUE CONOCES, Y MUÉSTRALES ESTA CARTA.
Diles que en cada puerta de los colegios y en cada aula, en cada facultad, en cualquier lugar, hay siempre un hombre elegante, que va a mostrarles a su futuro asesino, el que destruirá sus vidas.
Por favor, haz eso, papá, antes de que sea demasiado tarde para ellos también. Perdóname por hacerte sufrir a ti también con mis locuras.
Adiós, mi querido Papá.
EL AUTOR DE ESTA CARTA MURIÓ A LOS POCOS DÍAS DE ESCRIBIRLA, POR SOBREDOSIS EN EL HOSPITAL DEBANFIELD, EN 1997.